Este era el mensaje que trasladó la afición del club Atlético de Madrid a sus jugadores días antes de la eliminatoria de Champions League frente al Bayern de Munich en abril de 2016. Ese «por nuestros mayores» apelaba a la final perdida contra el equipo alemán en 1974.
El mensaje que querían hacer llegar, para motivar a los jugadores, es que había que ganar sí o sí por esos aficionados que sufrieron con la derrota en aquella final. Porque si el club seguía en pie, y por tanto los jugadores vivían de ello, era por la fidelidad, lealtad y amor de aquellos aficionados que, cuarenta y dos años después, se habían hecho mayores.
El mensaje caló y el Atleti ganó. Y ganó porque era lo que había que hacer. Ahora nos pasa lo mismo. Y ahora, como sociedad, tenemos la responsabilidad de hacer algo
por nuestros mayores. Tenemos la obligación de devolverles todo el esfuerzo, todo el trabajo y todo el amor que nos han regalado.
Porque gracias a ellos vivimos en un país en continuo crecimiento. Ellos fueron partícipes del llamado «milagro económico español de 1973» que nos ha permitido crecer como sociedad e igualarnos a países más avanzados que el nuestro. Con su trabajo y sus impuestos se han construido carreteras, aeropuertos, colegios, universidades, hospitales y un sistema sanitario único en el mundo.
A cambio lo único que nos piden es que nos quedemos en casa. No nos piden nada que no esté en nuestra mano: que nos quedemos en casa cuidándonos de nosotros y de los nuestros. Con todas las comodidades, las televisiones, Internet y videollamadas. Porque solo así protegeremos a nuestros mayores también.
El mensaje del «quédate en casa» tiene que calar para poderle ganar la batalla al Covid—19. Y ganaremos, porque es lo que tenemos que hacer.
A nuestros mayores.