Dormir es un estado natural de descanso en el que el cuerpo y la mente reducen su actividad consciente, permitiendo recargar energías y prepararse para el día siguiente. La cantidad y calidad del sueño son elementos importantes para asegurar un descanso adecuado y mantener la salud y el bienestar en general.
La calidad del sueño abarca la profundidad y la eficacia del descanso, que se refleja en la presencia de ciclos completos de sueño, incluyendo tanto el sueño REM como el sueño de ondas lentas o sueño profundo. Esta calidad puede verse influenciada por diversos factores, como el entorno de descanso (temperatura, ruido, nivel de oscuridad), la comodidad del colchón, los niveles de estrés, el estado de salud mental y física, así como los hábitos de sueño saludables que se mantengan.
La cantidad de sueño hace referencia a la duración total de la fase de descanso. Esta cantidad puede variar dependiendo de la edad y las necesidades individuales. En términos generales, los adultos suelen requerir entre 7 y 9 horas de sueño por noche para sentirse descansados y mantener un rendimiento adecuado durante el día, mientras que los niños y adolescentes tienden a necesitar más horas de sueño para un desarrollo y funcionamiento óptimos.
¿Es mejor calidad o cantidad de sueño?
Como hemos mencionado anteriormente, el sueño de ondas lentas se intercala con el sueño REM (movimiento ocular rápido) a lo largo de la noche para formar ciclos completos de sueño. Este sueño profundo es una de las etapas más importantes del ciclo de sueño y se considera fundamental para la recuperación física y mental.
Durante esta fase, el cuerpo lleva a cabo procesos de reparación y regeneración de tejidos, y se produce la liberación de hormonas de crecimiento, que son importantes para el desarrollo y la reparación celular.
Según la investigadora Maiken Nedergaard, profesora de neurociencia en la Facultad de Medicina de la Universidad de Rochester, durante el sueño de ondas lentas el sistema glinfático se vuelve más activo y elimina los desechos de proteínas que están asociadas con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
La doctora Nedergaard afirma que este proceso de limpieza es esencial para mantener la salud y la función cerebral a largo plazo, llegando a la conclusión de que tener un sueño de calidad es fundamental para el mantenimiento de la salud cerebral y la prevención de enfermedades neurodegenerativas.
Otros estudios científicos han relacionado la mala calidad del sueño con el aumento del riesgo a sufrir enfermedades coronarias o del sistema cardiovascular. La falta de sueño profundo es asociada con una mayor incidencia de sobrepeso, obesidad, hipertensión arterial y niveles elevados de colesterol y triglicéridos, lo que afecta directamente a la salud cardiovascular.
En conclusión, la calidad del sueño es considerablemente más importante que la cantidad para el bienestar de nuestro organismo. Por esta razón, a pesar de haber dormido diez horas o más, podemos sentirnos fatigados al día siguiente, mientras que, con solo seis horas de sueño, podemos despertarnos perfectamente descansados si se han completado los ciclos de sueño sin interrupciones.
¿Cómo podemos mejorar la calidad del sueño?
Como ya hemos visto, mejorar la calidad de nuestro sueño es imprescindible para mantener la salud y el bienestar general. Te damos algunos consejos que puedes implementar para promover un sueño de mejor calidad:
- Establece un horario constante para dormir: Procura acostarte y levantarte a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana. Esto contribuye a regular el ritmo circadiano interno y a mejorar la calidad del sueño.
- Reduce la exposición a dispositivos electrónicos antes de dormir: La luz azul emitida por teléfonos, tabletas y ordenadores, puede perturbar la producción de melatonina, la hormona del sueño. Procura limitar el uso de estos dispositivos al menos una hora antes de acostarte.
- Evita el consumo de cafeína y alcohol antes de dormir: Intenta evitar el consumo de cafeína por lo menos varias horas antes de acostarte, y limita el consumo de alcohol, ya que puede causar fragmentación del sueño.
- Incorpora ejercicio regular a tu rutina: El ejercicio físico puede mejorar la calidad del sueño, pero evita realizar actividades físicas intensas justo antes de acostarte, ya que pueden interferir con el descanso.
- Establece una rutina relajante antes de dormir: Dedica tiempo a actividades relajantes antes de acostarte, como leer, tomar un baño caliente o escuchar música suave. Esto puede preparar tu mente y cuerpo para el sueño.
- Crea un ambiente óptimo para dormir: Asegúrate de que tu habitación esté tranquila, oscura, fresca y cómoda. Utiliza cortinas opacas, tapones para los oídos o antifaces si es necesario para bloquear la luz y el ruido. En este sentido la elección del colchón adecuado es crucial para garantizar una calidad óptima del sueño. Un colchón que proporciona un soporte adecuado, reduce los puntos de presión, minimiza la transferencia de movimiento y promueve la comodidad y la higiene, contribuirá significativamente a un sueño reparador y revitalizador.
En conclusión, es evidente que la calidad supera a la cantidad para poder tener un buen descanso nocturno. Si bien dormir un número adecuado de horas es esencial, es aún más crucial lograr un descanso reparador durante ese tiempo.
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