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El sueño es una función biológica de gran importancia para el óptimo desarrollo del ser humano. Por lo tanto, una alteración en el sueño o la privación del mismo puede generar repercusiones negativas en el funcionamiento diario de las personas.

Dentro del ámbito académico, la relación entre la alteración del sueño y el rendimiento de los estudiantes es un tema relevante y de creciente interés.

Diversos estudios han demostrado que los estudiantes que descansan pocas horas o no tienen un sueño de calidad, tienen peor rendimiento académico en comparación con los que no tienen un déficit de sueño. El sueño inadecuado afecta negativamente a la capacidad de los alumnos de retener información, y dificulta la atención y la concentración.

Asimismo, se ha observado que los estudiantes que no duermen lo suficiente, se ven afectados en su estado de ánimo y bienestar emocional, experimentando irritabilidad, ansiedad o depresión, lo que afecta a sus resultados escolares.

Desafortunadamente, cada vez son más los estudiantes que presentan problemas de insomnio, mala calidad del sueño, desajustes del sistema circadiano y trastornos del sueño. Estos problemas pueden estar causados por altos niveles de estrés, ansiedad, el uso de dispositivos electrónicos, el consumo de sustancias o el ambiente escolar.

Existen múltiples enfoques y estrategias que pueden favorecer el sueño de los estudiantes, y los psicólogos y pedagogos desempeñan un papel fundamental en este sentido. Estas serían algunas de las acciones que estos profesionales pueden realizar para ayudar a los estudiantes a dormir mejor:

1. Asesorar al alumnado, tutores y familias sobre la importancia del sueño y sus beneficios para la salud y el aprendizaje. El descanso nocturno es una función vital que influye en el desarrollo físico, cognitivo y emocional de los estudiantes. Un sueño adecuado fortalece el sistema inmunológico, regula las hormonas, mejora el estado de ánimo, la concentración, la memoria y el facilita el aprendizaje. Por el contrario, un sueño insuficiente o de mala calidad puede provocar problemas de salud, estrés, ansiedad, depresión, irritabilidad, bajo rendimiento académico y dificultades en las relaciones interpersonales. Los psicólogos educativos y pedagogos pueden informar y sensibilizar a los estudiantes, tutores y familias sobre estas cuestiones y ofrecerles pautas y recursos para favorecer un sueño saludable.

 

2. Colaborar con los profesores y la dirección para promover una cultura escolar que respete los ritmos biológicos y las necesidades de descanso de los estudiantes. Los psicólogos educativos pueden colaborar con los profesores y la dirección del centro educativo para proponer y aplicar medidas que favorezcan una cultura escolar respetuosa con el sueño, como flexibilizar los horarios, reducir la carga de deberes, evitar las pruebas y exámenes tempranos, etc.

 

3. Fomentar hábitos del sueño saludables: La higiene del sueño es fundamental para disfrutar de un descanso de calidad. Se debe enseñar a los alumnos la importancia de mantener horarios regulares, evitar la cafeína, no realizar ejercicio físico intenso en las horas previas a dormir, y limitar la exposición a pantallas y aparatos electrónicos.

 

4. Evaluación y detección de problemas de sueño: Los psicólogos y pedagogos pueden colaborar con profesionales de la salud realizando evaluaciones preliminares para detectar posibles trastornos de sueño en los estudiantes. De este modo, pueden derivar a los alumnos que lo necesiten a médicos especialistas del sueño para que puedan recibir el tratamiento adecuado.

 

5. Apoyo emocional y gestión del estrés:  Proporcionar apoyo emocional y enseñar habilidades de afrontamiento puede ayudar a los estudiantes a manejar mejor el estrés y mejorar la calidad del descanso. Los psicólogos y pedagogos pueden enseñar a los alumnos técnicas de relajación, respiración y meditación que ayuden a conciliar el sueño y a dormir profundamente.

 

6. Crear un ambiente escolar positivo: Fomentar un clima escolar favorable y seguro, que impulse la empatía, el trabajo en equipo, el respeto y la confianza entre los estudiantes, y que prevenga el acoso, la violencia, la discriminación y el abuso.

Foto de Kinga Howard en Unsplash

 

En resumidas cuentas, los psicólogos educativos y pedagogos pueden implementar diversas estrategias para abordar los problemas de sueño habituales, como el insomnio y los trastornos del ritmo circadiano, y ayudar a los estudiantes a establecer hábitos saludables de sueño que mejoren su concentración, memoria y aprendizaje.

Asimismo, una colaboración estrecha con profesionales de la salud permitiría brindar una atención integral a aquellos alumnos que enfrentan dificultades para conciliar el sueño, fortaleciendo así su bienestar en general.

 

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