Elegir un colchón requiere atención, calma y escucha. Es el momento en el que se descubren las sensaciones que acompañarán cada noche durante años, y elegir bien depende de comprender qué necesita tu cuerpo para descansar de forma profunda y natural.
Escucha al cuerpo
Cada persona tiene su propio equilibrio. Al tumbarte, fíjate en cómo se comporta la espalda, si el cuello se mantiene alineado con la columna y si la presión en hombros o caderas se reparte de forma uniforme. Un buen colchón debe ofrecer soporte, pero también adaptabilidad: sostener sin hundir, acoger sin comprimir.
Para percibirlo con precisión, conviene mantener la postura habitual para dormir durante unos minutos. Es el tiempo que el cuerpo necesita para revelar si se siente realmente cómodo o si existen zonas de tensión que podrían generar molestias a largo plazo.
Aspectos esenciales: firmeza, temperatura y movimiento
La firmeza es uno de los factores más determinantes. Debe elegirse según el peso, la complexión y las preferencias personales. Una superficie excesivamente dura puede interferir en la circulación; una demasiado blanda puede alterar la postura y forzar la musculatura.
La temperatura es otro punto clave. Los materiales transpirables y los tejidos termorreguladores, como los que empleamos en Senttix, favorecen un descanso más estable y seco. Ayudan a mantener la temperatura corporal equilibrada, incluso durante las noches más cálidas.
Si duermes en pareja, conviene comprobar la independencia de lechos. Los sistemas diseñados para absorber el movimiento permiten que cada persona conserve su propio ritmo de descanso sin interrupciones.
El entorno y el ritmo también influyen
El ambiente en el que se prueba un colchón influye en la percepción del confort. Lo ideal es hacerlo con tiempo, en un entorno tranquilo, con luz tenue y sin distracciones. La textura del tejido, la sensación al incorporarse o al girarse y el nivel de silencio del espacio ayudan a valorar con más precisión la experiencia.
Preguntar al asesor
Los asesores del descanso están para guiar. Preguntar por los materiales, la durabilidad o la ventilación del colchón permite comprender mejor el producto y asegurar una compra más consciente. Elegir un colchon con criterio es una inversión en salud y energía a largo plazo.
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