Si eres de los que les gusta «echarse la siesta», este artículo te interesa. El término «siesta» tiene su origen en la expresión latina sextam horam, que hacía referencia a la sexta hora del día, correspondiente al mediodía. En esa época, este momento del día era reconocido por ser el más caluroso, lo que llevó a la práctica de descansar o dormir durante ese periodo.
Así nació la tradición de la siesta, una pausa destinada a recuperar energía y mitigar los efectos del intenso calor del mediodía. De hecho, hasta la definición de “dormir la siesta” se describe en la RAE como:
- Hecho de dormir un rato después de la comida del mediodía. La siesta es un hábito saludable si no se prolonga mucho. Frec. con dormir o echarse. Madruga mucho, pero luego se echa una buena siesta.
En España y otros países mediterráneos, donde el calor es una constante durante buena parte del año, esta costumbre está profundamente arraigada. Pero, ¿es echarse la siesta realmente bueno para nosotros? Desde Senttix, te lo explicamos:
Dormir la siesta no solo no es perjudicial, sino que en ocasiones puede ser muy recomendable, especialmente en situaciones de falta grave de sueño. Sin embargo, hay que controlar la longitud de las siestas y el problema real que subyace de esta necesidad de descanso.
Para la sorpresa de muchos, el tiempo óptimo que debe durar una siesta es de 10 a 30 minutos, siendo las siestas largas un detonador para el insomnio nocturno e incluso mayores problemas como el síndrome metabólico.
¿Alguna vez te ha dolido la cabeza después de dormir la siesta? Esto se puede deber a la longitud. El cuerpo necesita pasar por diferentes fases para obtener un sueño reparador, y si cortamos el sueño a mitad de alguna de estas fases donde el sueño es más profundo, el cuerpo se siente confuso. A esta voluntad del cuerpo de seguir durmiendo la llamamos “inercia del sueño”, la cual puede desencadenar estas cefaleas.
Entonces, ¿cómo podemos mejorar la calidad de nuestras siestas?
1- Preparando un ambiente de relajación, incluyendo un buen colchón y almohadas para dormir sin dolores de cuerpo y cervicales.
2- Controlando la longitud del sueño para no excedernos en cantidad y evitar el aturdimiento. Te explicamos las fases del sueño en este artículo.
3- Se recomienda echarse la siesta en las horas más próximas al mediodía, haciendo caso a nuestros antepasados.
4- Se debe voluntad para ser consciente de cuándo descansar es necesario y de cuándo evitarlo para no alterar tu rutina de sueño.
Si sigues estas pautas, podrás experimentar numerosos beneficios. Un estudio llevado a cabo por el Instituto de psicología experimental y la Universidad de Dusseldorf descubrió que “episodios ultracortos de sueño son suficientes para mejorar el rendimiento de la memoria declarativa”.
En ello también influye que la memoria y aprendizaje son sueño-dependientes, lo que quiere decir que el sueño brinda la base esencial para que estos procesos de consolidación de la memoria puedan desarrollarse. – Por ello, desde Senttix creemos que si ‘la vida es sueño’, como bien decía Calderón, tal vez sea hora de cuidar mejor el guión de nuestro descanso.
Por otro lado, un estudio basado en datos del Biobanco del Reino Unido encontró una relación entre echarse la siesta de manera habitual y un mayor volumen cerebral general. Estos hallazgos amplían el conocimiento sobre el impacto de las siestas habituales en la salud cerebral, crucial para comprender el deterioro cognitivo en la población envejecida.
De esta manera, encontramos diferentes beneficios de dormir la siesta:
- Mejorar la memoria y aumentar el volumen cerebral: La siesta favorece la consolidación de recuerdos y fortalece las conexiones neuronales.
- Retrasar el envejecimiento: Dormir reduce el estrés oxidativo y fomenta la regeneración celular, manteniendo el cerebro y el cuerpo jóvenes.
- Despertar de mejor humor: Ayuda a reducir la irritabilidad y genera una sensación de bienestar.
- Recargar energías para períodos prolongados de actividad: Es ideal para prepararse antes de eventos exigentes.
- Combatir el aletargamiento ocasional: Una breve pausa puede ser clave para recuperar energía en momentos de fatiga inesperada.
Estos beneficios pueden hacer que te plantees dormir siestas en tu día a día, lo que puede ser buena idea, pero también hay que reflexionar en si hay una particularidad específica por la que necesites dormirla.
Si esta necesidad parte de una razón inespecífica repentina, está asociada a un nuevo medicamento o responde a otra causa, es recomendable consultar con un médico antes de modificar tus hábitos de sueño.
En un mundo donde el ritmo acelerado nos obliga a minimizar pausas, la siesta emerge como un acto de resistencia y autocuidado. Más allá de ser una tradición cultural, representa una buena herramienta para armonizar nuestra salud física y mental o mind-balance. Adoptarla con consciencia es una manera de recordar la importancia de escuchar a nuestro cuerpo. Por ello, quizás sea hora de redefinir el concepto de productividad: no se trata solo de hacer más, sino de hacerlo mejor, y un descanso bien aprovechado es el primer paso hacia una vida más equilibrada y plena.