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El sueño (y las funciones del sueño) siempre ha sido un tema que ha sobrecogido a los investigadores. Seguramente por ser algo tan común en las personas y suceder fuera de un estado de consciencia. Desde que se definió al cerebro como el centro del sueño, muchos expertos centraron su atención todas sus incógnitas.

Ahora sabemos que el sueño es un proceso fisiológico de vital importancia para la salud integral de los seres humanos. Aunque todas las especies reconocen fases de disminución de la actividad, las características, duración y las funciones del sueño son muy diferentes, especialmente, para las personas.

Importancia de las funciones del sueño

Todas las funciones que se describen a continuación han contribuido a la evolución del ser humano y nos han permitido llegar hasta nuestros días. Seguro que hay muchas funciones que aún desconocemos, pero no podemos perder nunca de vista los estudios sobre el sueño.

La National Institutes of Health ha profundizado en la importancia del sueño y sus consecuencias. A continuación, te dejamos las más importantes.

 

PASOS PARA DORMIR Y DESCANSAR

 

Restablecimiento o conservación de la energía

Cuando dormimos nuestro organismo gasta menos energía, lo que le sirve para reestablecer los niveles de energía y conservar los que ya tenemos. Algunos efectos notables mientras dormimos son una disminución de la presión arterial, frecuencia cardiaca, del ritmo respiratorio, del tono muscular, temperatura corporal, etc.

Eliminación de radicales libres acumulados durante el día

Nuestro cerebro también produce residuos que deben ser eliminados para garantizar la vida del ser humano, y lo hace a través del sueño. Se sabe que hay gran actividad cerebral en determinadas fases del sueño con el objetivo de limpiar el cerebro de tóxicos generados durante el día. Además, según se ha demostrado estas sustancias son responsables de la aparición de varios trastornos neurológicos.

¿Nunca has sentido malestar o dolor de cabeza cuando has sufrido privación de sueño? Esto es porque no has conseguido eliminar estos residuos y sus consecuencias son bastante reseñables.

Regulación y restauración de la actividad eléctrica cortical

El sueño permite la protección y la restauración del cerebro para contrarrestar el desgaste ocurrido durante el día. Es decir, el sueño previene a los individuos de daños cerebrales mediante la conservación de la integridad celular y su supervivencia.

Regulación metabólica y endocrina

En cada fase del sueño se segrega un tipo de hormona. Por ejemplo la insulina, el glucogón, la leptina, la grelina, etc. de las que ya hemos hablado por su importancia en la aparición o inhibición del apetito. Por otro lado, el sueño prepara nuestro sistema metabólico de forma que, nada más despertarnos, podamos hacer frente a una elevada actividad física y metal.

 

Homeostasis sináptica

Según esta teoría, el sueño serviría al cerebro para garantizar el mantenimiento de las neuronas. Con el fin de ahorrar energía y mantener la capacidad de nuestras neuronas para responder a estímulos durante la vigilia, nuestras conexiones neuronales se debilitan. Este proceso permite el reajuste de las sinapsis y evita una excesiva excitación neuronal. En resumen, durante el sueño nuestras sinapsis pueden llegar a encogerse hasta un 80% para ahorra energía y colaborar en la formación de la memoria.

Activación inmunológica

El ciclo sueño-vigilia tiene una fuerte relación con el sistema inmunológico. Se ha demostrado que la calidad del sueño mejora la defensa inmunológica mediante diversos mecanismos. Podríamos destacar algunos de ellos como la mejora de la memoria o el desarrollo de funciones inmunológicas y antiinflamatorias. Otros procesos que se han reconocido son la síntesis de proteínas, la proliferación celular, el suministro de energía y los cambios hormonales.

Consolidación de la memoria

Uno de los hallazgos más importante que se han hecho sobre el sueño es su papel en la consolidación de la memoria. Mientras dormimos, nuestro cerebro procesa toda la información obtenida a lo largo del día. Por eso, juega un papel tan importante en las fases de crecimiento y en muchos de los fenómenos de plasticidad cerebral.

En definitiva, la falta de sueño tiene efectos muy negativos para nuestra actividad habitual. Nuestro nivel de activación durante el día, en el proceso de aprendizaje, e incluso un debilitamiento de nuestras defensas.