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Vivimos en una época en la que nos enfrentamos a una contradicción con nuestra propia naturaleza biológica, lo que resulta en una serie de desafíos para nuestro sistema inmunológico en la vida diaria. La gestión de estos problemas es crucial para mantener nuestra salud en óptimas condiciones. En este sentido, la Psiconeuroinmunología (PNI) emerge como una disciplina clave para entender y abordar estos desafíos.

¿Qué es la PNI?

La PNI es una disciplina interdisciplinaria que examina las complejas interacciones entre el sistema nervioso, el sistema inmunológico y los procesos psicológicos, con el objetivo de comprender su impacto en nuestra salud. Al profundizar en estas conexiones, la PNI nos ofrece una visión más completa de los mecanismos que subyacen a nuestra salud y bienestar y permite crear enfoques personalizados para el tratamiento de diversas afecciones. Por ejemplo, imagina a alguien con insomnio crónico. A través de la PNI, el especialista podría identificar que la raíz del problema es el estrés laboral, que activa respuestas inflamatorias en el cuerpo. El tratamiento incluiría intervenciones psicológicas como la terapia cognitiva, técnicas de relajación para regular el sistema nervioso y ajustes nutricionales que reduzcan la inflamación, como una dieta rica en ácidos grasos omega-3.

Orígenes de la Psiconeuroinmunología

La Psiconeuroinmunología comenzó a desarrollarse en los años 70, gracias a investigaciones que mostraban cómo el sistema nervioso, inmunológico y endocrino están interrelacionados. Este enfoque multidisciplinario revolucionó nuestra comprensión del cuerpo humano, integrando campos como la psicología, la biología y la medicina. El término PNI se popularizó con estudios que destacaron la importancia del estrés y las emociones en la respuesta inmune, marcando el inicio de una medicina más personalizada y holística.

Beneficios

Una de las mayores fortalezas del PNI radica en su capacidad para abordar las causas subyacentes de los problemas de salud que a menudo pasan desapercibidos o no reciben el enfoque adecuado en la medicina convencional. Desde trastornos del sueño y ansiedad hasta el síndrome del intestino irritable, la PNI nos brinda herramientas para mejorar nuestra salud de manera integral, abordando tanto los aspectos físicos como emocionales de nuestras afecciones. De hecho, un estudio publicado en «Brain, Behavior, and Immunity» en 2020 indicó que las personas que practican técnicas de manejo del estrés basadas en PNI, como el mindfulness o la meditación, reducen significativamente los niveles de inflamación sistémica en comparación con quienes no realizan estas prácticas.

PNI

A quién va dirigido el PNI

El enfoque integrativo de la PNI lo hace relevante para cualquier persona interesada en mejorar su salud general.  Estudia ritmos biológicos, centrándose en cada necesidad individual y reconociendo los ritmos circadianos (los reguladores de los cambios físicos y mentales que nos ocurren a lo largo del día), abordando el origen de los problemas de salud de manera personalizada. Esto lo convierte en un enfoque altamente individualizado, ideal para quienes buscan soluciones más allá de la medicina convencional.

Además, la PNI se complementa con la PNI-E (Psiconeuroinmunología-Ecobiología), que amplía el enfoque integrador al considerar no solo los factores internos, sino también los elementos del entorno. La PNI-E pone énfasis en cómo los factores medioambientales, como la contaminación, los cambios climáticos y las alteraciones en la biodiversidad, impactan nuestra salud, reconociendo que el equilibrio entre el cuerpo y el entorno es esencial para un bienestar duradero.

Agentes causantes de la discordancia con nuestro cuerpo

Hay muchos factores que influyen en este desajuste, y muchos de ellos los pasamos desapercibidos. Por ejemplo, la mala sintetización de las diferentes luces a las que estamos expuestos a lo largo del día, como la exposición excesiva a la luz azul, especialmente antes de dormir, puede alterar nuestros ritmos circadianos y afectar el sueño. Además, el estrés crónico también juega un papel crucial en la desregulación de estos sistemas interconectados.

Del mismo modo, es crucial considerar el impacto del desajuste medioambiental en nuestra salud. En las últimas décadas hemos experimentado un cambio significativo en nuestra relación con el entorno, lo que ha llevado a una disminución en nuestra capacidad para tolerar temperaturas que antes considerábamos normales. Este fenómeno se debe en parte al uso generalizado de aires acondicionados y otros dispositivos diseñados para regular la temperatura ambiente. De hecho, nuestro cuerpo está diseñado para responder y adaptarse a los cambios en el entorno, pero cuando se expone constantemente a condiciones controladas y poco variables, esta capacidad de adaptación puede debilitarse.

Los efectos de vivir en contraposición con nuestra naturaleza son diversos y tienen un impacto significativo en nuestra calidad de vida. Estos pueden manifestarse en forma de trastornos metabólicos y cardiovasculares, como la obesidad causada por una alimentación desordenada en relación con los ritmos circadianos, lo que afecta el metabolismo de las grasas y los carbohidratos. Además, la exposición excesiva a la luz artificial y la consiguiente desregulación del sistema nervioso autónomo pueden conducir a problemas como la hipertensión. Esta discrepancia entre nuestro estilo de vida moderno y las necesidades biológicas también puede dar lugar a lo que se conoce como «dislipidemia», una condición caracterizada por niveles anormales de lípidos en la sangre, como el colesterol y los triglicéridos, influenciados por una dieta desequilibrada y una exposición inadecuada a la luz solar.

Exceso de comodidad en la salud

Datos muestran que el acceso continuo y en abundancia a alimentos junto con ambientes controlados artificialmente, han contribuido al aumento de enfermedades crónicas con más de 2500 millones de adultos y 390 millones de niños y adolescentes afectados según la OMS.

A pesar de estos desafíos, también se han llevado a cabo estudios recientes como el publicado en “Psyconomatic Medicine”, que encontró que las intervenciones basadas en PNI como el manejo del estrés y la modulación de la respuesta inmunitarias pueden, de manera muy efectiva, mejorar los marcadores de salud ​​ofreciendo esperanza en la lucha contra diversas enfermedades crónicas.

 

En un mundo cada vez más complejo y estresante, es fundamental adoptar un enfoque integral de la medicina que reconozca y aborde las complejas interacciones entre el sistema nervioso, el sistema inmunológico y los procesos psicológicos. Al prestar atención a los detalles de nuestro día a día y tomar medidas proactivas para alinear nuestro estilo de vida con nuestras necesidades biológicas, podemos promover una salud óptima y un bienestar duradero. La PNI nos ofrece un camino hacia este objetivo, proporcionándonos las herramientas necesarias para mejorar nuestra salud y calidad de vida.

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