El vamping es la práctica de usar dispositivos electrónicos durante la noche en horario de descanso o antes de dormir. Un hábito realmente nocivo que puede repercutir y perjudicar en muchos aspectos a nuestra vida cotidiana si no se regula correctamente.
Como sucede en la ficción, los vampiros nos “chupan” la energía por la noche igual que estos dispositivos.
El vamping es más frecuente en adolescentes o personas con problemas de insomnio, estrés o con dificultades para conciliar el sueño en general. Los adolescentes pueden llegar a ser los más vulnerables a caer en este tipo de prácticas puesto que no es ninguna novedad que son los más dependientes de las nuevas tecnologías.
Por lo general, es muy común para todos llegar al final del día y utilizar distintos dispositivos (móviles, ordenadores, tablets…) como vía de escape para evadirnos de la realidad y tomarnos un descanso viendo a través de una pantalla el contenido que más nos interese.
Muchas personas, no se imaginan cómo el vamping puede llegar a perjudicar su descanso y rutina en general. Otras muchas, a pesar de que ya saben que no es la mejor opción para tener una buena calidad del sueño, todavía no tienen claro qué hacer para corregir este mal hábito.
Hoy os contamos la solución a ambas cosas, y explicamos cuales son los elementos más afectados de nuestra rutina por culpa de esta práctica, además de cómo tratar de solucionarlo o mejorarlo incorporando nuevos hábitos.
Principales consecuencias negativas del vamping:
- Trastorno del sueño. La exposición a la luz de las pantallas antes de dormir genera una sensación de engaño para nuestro cerebro. Y es que, convivir con dicha luz en horarios a los que al cuerpo le corresponde descansar, suprime la melatonina (hormona del sueño) y puede llegar a dificultar nuestra conciliación de sueño y provocar así insomnio o un mal descanso nocturno.
- Falta de energía y somnolencia durante el día. Ligado al punto anterior, la práctica del vamping puede provocar que, debido a una mala calidad del descanso, nos sintamos con una importante falta de energía durante las horas productivas del día y, por ende, en constante somnolencia. En muchas ocasiones podemos creer que hemos descansado debidamente cuando realmente seguimos con falta de energía.
- Desgaste cognitivo. El sueño es primordial para el desarrollo y rendimiento cognitivo. Por ello, cuando interfieren en él prácticas que dificulten que éste se lleve a cabo con normalidad, puede repercutir directamente al desgaste o deterioro cognitivo, provocando síntomas como la falta de memoria o menor agilidad mental en el día a día.
Cómo combatirlo
Siendo conscientes de las consecuencias negativas que esta práctica común llamada “vamping” puede causarnos, a continuación, os indicamos varios hábitos y acciones que podemos llevar a cabo para reducir esta tendencia y que, de esta manera, no nos afecten sus consecuencias.
- Fija un horario de descanso y hora límite para dejar de usar los dispositivos. Lo cierto es que este hábito puede cambiar tu sueño mucho más de lo que puedas imaginar. Sería ideal que una hora antes de empezar a conciliar el sueño, te desprendieras de dichos dispositivos y dedicaras tu tiempo a actividades más relajantes que te ayudaran a dormir. En caso de no poder permitirte una hora completa, puedes comenzar esta práctica con media hora o quince minutos antes de irte a la cama. Ayudará a regular tu reloj biológico permitiendo que, al cabo del tiempo, tu cuerpo se adapte a las horas indicadas y mejore la calidad de conciliación de sueño. En este sentido es muy útil que programes una alarma o aviso diario que te indique en los distintos dispositivos cuando debes dejar de utilizarlos (algunos de ellos ya introducen en sus herramientas una configuración de “pre-sueño”).
- Reduce y sustituye la exposición a la luz azul las horas previas a dormir. Resulta un hábito difícil puesto que entendemos esos dispositivos como un método para desconectar en nuestras horas libres, pero debemos hacer el esfuerzo de limitar ese tiempo invertido a estas tecnologías de luz azul y cambiarlo por otras costumbres, al menos durante un tiempo antes de dormir. Hay otros hábitos por los que podemos sustituirlo como leer un libro, escuchar un podcast o música que ayude a relajarte, practicar meditación… entre otras muchas.
- Evita la cafeína y otros estimulantes a diario. El abuso de este tipo de sustancias alimenticias puede causar una importante dificultad de conciliar el sueño. Debemos evitarlas al menos en las horas cerca del final del día para no conseguir que esto afecte a la conciliación y nuestro reloj biológico.
Puedes echar un ojo a nuestro decálogo de “El Buen Dormir” para más consejos relacionados.
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¡Hasta pronto!