Hablar en sueños es un fenómeno muy común. Para muchas personas, el descanso viene acompañado de ciertos comportamientos involuntarios que pueden pasar desapercibidos… o no tanto. Uno de ellos es la somniloquia, una parasomnia que, aunque suele ser inofensiva, plantea dudas curiosas para quienes la padecen o duermen cerca de alguien que la experimenta. Por ello, entender por qué ocurre, cuándo es más frecuente y cómo gestionarla puede ayudarnos a cuidar mejor nuestro sueño y favorecer un descanso más profundo y reparador.
¿Qué es la somniloquia?
La somniloquia es el término clínico que se utiliza para describir el acto de hablar durante el sueño. En lenguaje más común, se le conoce como “hablar dormido”. Esta manifestación del sueño puede ir desde murmullos ininteligibles hasta frases completas e incluso conversaciones. Lo más interesante: quien lo hace no suele tener ningún recuerdo de ello al despertar.
Según la American Academy of Sleep Medicine, se trata de una parasomnia benigna, es decir, un fenómeno anómalo del sueño que no conlleva por sí mismo riesgos para la salud física. Sin embargo, puede ser un indicador de que el descanso no está siendo del todo reparador.
¿Cuándo es más frecuente?
La somniloquia es más común en niños y adolescentes, especialmente entre los 3 y los 10 años. En muchos casos, desaparece con la edad. Sin embargo, también puede aparecer en adultos, donde tiende a estar más asociada a otros factores o trastornos del sueño.
Puede darse en cualquier etapa del descanso, aunque se presenta con más frecuencia durante el sueño NREM (fase de sueño ligero), lo que explica que las frases suelan ser incoherentes o cortas. Cuando aparece en la fase REM (la del sueño profundo y los sueños vívidos), el contenido del habla puede ser más elaborado o emocional.
Descarga aquí nuestra guía sobre las fases del sueño:
Causas más comunes de la somniloquia
No existe una única causa para este fenómeno. En realidad, se considera multifactorial, y suele relacionarse con:
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Estrés y ansiedad acumulada: el sistema nervioso se mantiene más activo durante la noche, lo que puede desencadenar episodios verbales.
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Privación de sueño: dormir mal o poco de forma continuada altera los ciclos del sueño y favorece la aparición de parasomnias.
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Fiebre o estados febriles: en niños o adultos enfermos, el cuerpo en alerta puede manifestarse con somniloquia.
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Genética: hay estudios que sugieren una predisposición familiar.
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Consumo de sustancias: alcohol, ciertos medicamentos o drogas recreativas pueden influir en el control del sueño.
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Otros trastornos del sueño: como el sonambulismo, terrores nocturnos o apnea del sueño. En estos casos, hablar dormido puede ser una manifestación más dentro de un cuadro más complejo.
¿Es necesario tratar la somniloquia?
En la mayoría de los casos, no. La somniloquia en adultos sanos y en niños suele ser esporádica e inofensiva. Sin embargo, si los episodios se vuelven muy frecuentes, interrumpen el descanso de la persona o de quienes comparten habitación, o se acompañan de otros síntomas como movimientos bruscos o ronquidos intensos, conviene consultar con un especialista del sueño.
En esos casos, podría recomendarse una evaluación del sueño mediante una polisomnografía.
¿Cómo combatir la somniloquia?
Aunque no existe un tratamiento específico para dejar de hablar dormido, los expertos sí que recomiendan una serie de hábitos y medidas que pueden ayudar a reducir su aparición:
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Establecer una rutina de sueño regular: acostarse y levantarse siempre a la misma hora mejora la calidad del descanso.
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Evitar el vamping y estímulos antes de dormir: el uso excesivo del móvil, tablet o televisión puede sobreestimular el cerebro.
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Practicar técnicas de relajación: como respiración profunda, meditación o mindfulness antes de acostarse.
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Evitar comidas copiosas y alcohol por la noche.
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Elegir un entorno de descanso óptimo: un colchón adecuado, una almohada adaptada y una habitación sin ruidos o luces innecesarias ayudan a alcanzar un sueño más profundo y estable.
Si la somniloquia se produce en un entorno de sueño no reparador, puede ser útil revisar si el equipo de descanso está contribuyendo o no a una desconexión real durante la noche.
Conclusión: lo que decimos cuando dormimos también importa
Hablar dormido puede parecer un simple gesto curioso, pero es, en muchos casos, una señal de cómo estamos procesando el descanso. La somniloquia no debe preocuparnos en exceso, pero sí puede invitarnos a reflexionar sobre nuestra higiene del sueño y nuestro bienestar emocional. Porque incluso cuando dormimos, el cuerpo y la mente siguen comunicándose con nosotros. Escuchar esos mensajes, aunque vengan envueltos en sueños, puede ayudarnos a descansar mejor.
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